Las Catilinarias forman un conjunto de doce ensayos publicados por el
escritor ecuatoriano Juan
Montalvo en Ecuador entre 1880 y 1882.
Estos escritos tenían como finalidad realizar una crítica hacia el dictador
Ignacio de Veintimilla, general que ocupaba el poder en Ecuador desde 1876.
Contenido
Durante los doce ensayos
que componen la obra, Montalvo va realizando una despiadada crítica a la figura
de Veintemilla al que tacha de inculto y salvaje. Va elaborando también una
descripción de la sociedad ecuatoriana de su tiempo, sin ahorrar críticas a
otros políticos o a sectores del clero. Encontramos además numerosas
referencias a la sociedad europea de la época, que Montalvo conocía muy bien
por haber residido varios años en España y Francia. También son frecuentes las
citas a obras literarias y a episodios mitológicos para completar la crítica a
Veintemilla.
El título lo toma de Cicerón y
su famosa perorata hacia Catilina ("¿Hasta cuándo
Catilina, abusarás de nuestra paciencia?"); extrapolándola la política
ecuatoriana; algo así como arengado y preguntando a Ignacio de Veintemilla:
"¿Hasta cuándo Ignacio, abusarás de nuestra paciencia?". Cada
capítulo contiene, a su vez, "el mote de la empresa de Don Fernando el
Católico": "Tanto monta, monta tanto".
Temas tratados
La primera catilinaria
trata de la libertad, las leyes, la disciplina y el orden, a la vez que, muy
sagazmente, da lecciones léxicas al discutir algunos fenómenos fonéticos o al
exponer palabras mal usadas. En la segunda define lo que es tirano y tiranía. En la tercera instiga a que el
pueblo, especialmente el de Guayaquil,
se levante y deponga al gobierno. Hace también un recuento de los dictadores
hispanoamericanos. La cuarta catilinaria acomete contra Urbina y Borrero. La
quinta catilinaria es moralista; dice Montalvo que "Cada vicio es una
caída del hombre" y luego analiza algunos de ellos. En la sexta, Montalvo
defiende el propósito de su obra, y discute el concepto de civilización y
barbarie.
En la séptima
catilinaria, con espíritu didáctico, presenta las ventajas de la educación, y
analiza el sistema educativo, comparándolo con aquel de otros países. Nota que
"el clero ha sido factor positivo en el desarrollo de la educación en
muchos países, mas no en el Ecuador donde por el contrario ha servido de óbice
al desarrollo libre del pensamiento".7 Termina
esta catilinaria reproduciendo un discurso de su autoría en el que se aboga por
los derechos de la mujer. En la octava, además de continuar tratando el tema de
la educación, se preocupa de recalcar los bienes de la cultura. En la novena se
refiere a los centros de educación. En la décima y undécima enviste con fervor
contra Borrero. En la última catilinaria discurre sobre las edades, elogia la
juventud, e instruye al soldado con agudo proselitismo de ganarse la voluntad
de éste para derrocar al gobierno.
Génesis de la obra








Para Ignacio
De Veintimilla: Ignacio
Veintimilla no ha sido ni será jamás tirano: la mengua de su cerebro es tal,
que no va gran trecho de él a un bruto.
Para Gabriel
García Moreno: Su corazón
no late; se revuelca en un montón de cieno. Sus paciones son las bajas, las
insanas; sus ímpetuos los de la materia corrompida e impulsada por el demonio
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