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lunes, 24 de febrero de 2014

LAS CATALINARIAS: Juan Montalvo

Las Catilinarias forman un conjunto de doce ensayos publicados por el escritor ecuatoriano Juan Montalvo en Ecuador entre 1880 y 1882. Estos escritos tenían como finalidad realizar una crítica hacia el dictador Ignacio de Veintimilla, general que ocupaba el poder en Ecuador desde 1876.

Contenido
Durante los doce ensayos que componen la obra, Montalvo va realizando una despiadada crítica a la figura de Veintemilla al que tacha de inculto y salvaje. Va elaborando también una descripción de la sociedad ecuatoriana de su tiempo, sin ahorrar críticas a otros políticos o a sectores del clero. Encontramos además numerosas referencias a la sociedad europea de la época, que Montalvo conocía muy bien por haber residido varios años en España y Francia. También son frecuentes las citas a obras literarias y a episodios mitológicos para completar la crítica a Veintemilla.
El título lo toma de Cicerón y su famosa perorata hacia Catilina ("¿Hasta cuándo Catilina, abusarás de nuestra paciencia?"); extrapolándola la política ecuatoriana; algo así como arengado y preguntando a Ignacio de Veintemilla: "¿Hasta cuándo Ignacio, abusarás de nuestra paciencia?". Cada capítulo contiene, a su vez, "el mote de la empresa de Don Fernando el Católico": "Tanto monta, monta tanto".

Temas tratados
La primera catilinaria trata de la libertad, las leyes, la disciplina y el orden, a la vez que, muy sagazmente, da lecciones léxicas al discutir algunos fenómenos fonéticos o al exponer palabras mal usadas. En la segunda define lo que es tirano y tiranía. En la tercera instiga a que el pueblo, especialmente el de Guayaquil, se levante y deponga al gobierno. Hace también un recuento de los dictadores hispanoamericanos. La cuarta catilinaria acomete contra Urbina y Borrero. La quinta catilinaria es moralista; dice Montalvo que "Cada vicio es una caída del hombre" y luego analiza algunos de ellos. En la sexta, Montalvo defiende el propósito de su obra, y discute el concepto de civilización y barbarie.
En la séptima catilinaria, con espíritu didáctico, presenta las ventajas de la educación, y analiza el sistema educativo, comparándolo con aquel de otros países. Nota que "el clero ha sido factor positivo en el desarrollo de la educación en muchos países, mas no en el Ecuador donde por el contrario ha servido de óbice al desarrollo libre del pensamiento".7 Termina esta catilinaria reproduciendo un discurso de su autoría en el que se aboga por los derechos de la mujer. En la octava, además de continuar tratando el tema de la educación, se preocupa de recalcar los bienes de la cultura. En la novena se refiere a los centros de educación. En la décima y undécima enviste con fervor contra Borrero. En la última catilinaria discurre sobre las edades, elogia la juventud, e instruye al soldado con agudo proselitismo de ganarse la voluntad de éste para derrocar al gobierno.

Génesis de la obra
*   Veintimilla llego al poder con un apetito voraz, cualidades que serán caricaturizados en Las Catilinarias.
*   Uno de sus actos, fue duplicarse el sueldo
*   Pone en el rol del ejercito a todos los miembros de la familia, incluidos sus caballos
*   No se preocupa por el destino del pueblo, por la educación y el desarrollo de la cultura; por incrementar la obra pública.
*   Militar vanidoso, puso sus cuidados y empeños en su propio bienestar, en su vida frívola y fastuosa.
*   Lasa Catalinarias de Montalvo, como antes los de Cicerón, son certeros dardos contra los enemigos del pueblo, contra los conculcadores de la ley, contra los déspotas.
*   En las catalinarias hay un personaje mayor: “el mudo Veintimilla”
*   También se dirige con el general José María Urbina, por haber secundado a Veintimilla con la usurpación del poder; el otro personaje es Antonio Borrero, personaje timorato que impidió la nación por medios pacíficos, se diese una nueva constitución, a tono con la época y el mundo

Para Ignacio De Veintimilla: Ignacio Veintimilla no ha sido ni será jamás tirano: la mengua de su cerebro es tal, que no va  gran trecho de él a un bruto.

Para Gabriel García Moreno: Su corazón no late; se revuelca en un montón de cieno. Sus paciones son las bajas, las insanas; sus ímpetuos los de la materia corrompida e impulsada por el demonio

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